Puedo decir que esta anómala y aterradora
situación que nos ha mantenido confinados durante meses, y que aún nos mantiene
en un estado de alarma más o menos consciente, en muchos aspectos ha dado o
está dando un giro a nuestras costumbres de encuentros y comunicación.
Aparte de los grandes encuentros virtuales tanto familiares
como de amistades y/o sociales, he ido viendo que en el mundo de la terapia ha habido un
antes y un después.
Antes de esta pandemia, únicamente las
personas que por un problema fóbico eran incapaces de salir solas de casa para
acudir a la consulta. Repito aparte de éstas, sólo algunas otras que por
motivos de tiempo les era totalmente imposible acudir físicamente, todas las
demás veían como algo inimaginable hacer visitas por Skopie, Videoconferencia u
otros sistemas similares.
Mi sorpresa ha sido mayúscula cuando no solamente he sido solicitado por estos medios en tiempos de confinamiento, sino que después, cuando ya tenemos la posibilidad de desplazarnos, estoy viendo que la nueva tendencia es seguir pidiéndome las visitas por éstos medios.
A ello le
sumo que yo personalmente siempre había creído en la visita presencial como
algo imprescindible, y mi experiencia es que varía muy poco la efectividad de
la terapia en la mayoría de casos.
Las razones que aluden los que así me lo
piden es el ahorro tanto de tiempo como económico en los desplazamientos y tiempos
de espera, aspectos todos muy valorados por la comodidad que representa en el mundo de prisas donde nos
movemos.
Por tanto, puedo asegurar.
Hubo un antes
y hay un después en la dinámica de la terapia, que facilita enormemente
solicitar la ayuda que se necesita con mucha más agilidad y comodidad.
Por tanto, finalizo comunicando que si estás en
sintonía con este tipo de terapia, puedes contactar conmigo cuando necesites.
Y que la salud y la fuerza nos acompañe
en todo momento, para salir airosos y valientes de este reto que la vida nos ha
puesto por delante.
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