Ante una situación tan alarmista, desconocida e imprevista para todos como es la que estamos viviendo, habrá muchas reacciones diversas basadas en la formación, el estado anímico de cada uno, y lo influenciable que sea.
Deberíamos seguir unas pautas que nos mantengan informados, ocupados y entrenándonos para nuestro autocontrol emocional.
Primero.
No leer ni divulgar todo lo que nos llega por las redes sociales, (filtremos todas las fuentes) puesto que la mayoría ni está contrastada, ni nos ayuda en absoluto el conocerlo; sino que aumenta nuestra preocupación y ansiedad ante lo desconocido por lo temido que es. Por tanto, tengamos claras y sigamos las normas de prevención aconsejadas por personal cualificado.
Segundo.
Eduquemos nuestra mente. Si nuestros pensamientos se escapan del momento presente en que ni a mí ni a mis seres queridos no nos pasa nada, no dejemos que nuestro pensamiento se dispare y entre en un bucle que se retroalimenta de todos nuestros temores. Esto realmente no es fácil, pero con atención y persistencia llega a ser posible.
Para ello, cada vez que nos venga un pensamiento sobre una situación que no dependa de nosotros porque pertenece a un futuro más cercano o lejano, hemos de evitar a toda costa entrar en el bucle de búsqueda de respuestas; porque son las respuestas a una solución de un problema inexistente, lo que acabaría creando el problema. El primer síntoma sería una ansiedad que iría aumentando exponencialmente en la medida que siguiésemos enfrascados en el diálogo interno que generaríamos por darle energía a algo que solo está en nuestra imaginación.
Si nuestra forma de ser es vivir preocupados por lo que nos pueda ocurrir en el futuro, de la ansiedad llegaríamos a vivir en un estado de miedo al futuro permanente, y todo ello, porque aún no hemos comprendido que solo podemos ocuparnos del presente ante el que sí podemos actuar haciendo lo que toque en cada momento.
Resumiendo este apartado diría: “¡Si depende de nosotros ahora, ocupémonos, y si no despreocupémonos!”
Tercero.
Ocupemos nuestro tiempo. La mente tiene que estar ocupada. No está acostumbrada a estar en silencio. (Solo los practicantes de la meditación pueden permanecer en un silencio más o menos tiempo y más o menos fructífero).
Sugiero algunas actividades, pero seguro que vosotr@s encontrareis algunas otras que no se me ocurren a mi.
Podemos hacer un repaso de nuestra vida y ver si hay cosas que nos gustaría modificar para sentirtnos mejor. Cuando lo descubramos, seguiremos investigando cómo o de cuantas formas podríamos generar este u otros cambios. Esto nos lleva un tiempo que es muy valioso y gratificante.
-¿Tenemos pequeñas cositas pendientes que cuando las miramos nos hacen sentir desosiego porque sabemos que las teníamos que haber hecho?
-¿Cómo nos sentiremos cuando las hayamos realizado?
Podemos aprender alguna nueva actividad dentro de nuestras posibilidades actuales y ver cómo nos sentimos cuando descubrimos que somos más capaces de lo que creíamos en un aprendizaje constante que nos lleve a crecer como personas.
-¿Cuantas cosas hemos pensado en hacer y las hemos postergado porque nos faltaba tiempo o priorizabamos otras por la situación?
Este es un momento especial. Podríamos verlo cómo un tiempo de redescubrimiento y de reinventarnos.
También podemos explorar la EXPERIENCIA DEL SILENCIO.
Para ello voy a darte unas pautas sencillísimas para un tiempo que yo denomino como mi resset de recuperación diario, y lo realizo varias veces al dia
Se trata de lo siguiente y con ello obtendremos un par de cosas importantes.
Lo primero, eliminar las tensiones que vamos acumulando a lo largo del día a la vez que relajamos la mente, y lo segundo, entrenarnos para potenciar y aumentar nuestra atención y capacidad de concentración.
Ahora voy a dirigirme a ti en singular porque te estoy hablando a ti en estos momentos.
“Sentad@ estirad@, cierra los ojos y observa cómo te sientes en este preciso momento: sensaciones físicas, emociones, tranquil@, intranquil@, etc. Ahora ya has hecho un chequeo de tu estado en este preciso momento. Este es tu espacio de tiempo. No estás para nadie. Ni teléfono ni timbre ni nada. Es tu momento.
Ahora comienza a observar cómo es tu respiración, solo obsérvala, no intentes modificarla, ni juzgarla. Sencillamente observa su ritmo, su cadencia, su recorrido y a la vez permítete dejar pasar cualquier pensamiento que pueda llegarte. No intentes no pensar (porque eso ya sería pensar), sinó solo deja pasar todo pensamiento sin ningún juicio ni intento de evaluación. Permanece en este estado de observación de tu respiración los minutos que te sientas cómod@. Cuando tus ojos sientan la necesidad de abrirse, ábrelos y observa el cambio”.
En esta posterior observación evalúa qué cambios has observado, y eso es todo...por el momento. Experimenta y disfruta. Ya me contarás! Y mejor aún. Observa los cambios que experimentarás tras realizarlos varias veces al día al cabo de una semana.
…/…
VIVE AQUÍ, AHORA, EN ESTE MOMENTO.
Deberíamos seguir unas pautas que nos mantengan informados, ocupados y entrenándonos para nuestro autocontrol emocional.
Primero.
No leer ni divulgar todo lo que nos llega por las redes sociales, (filtremos todas las fuentes) puesto que la mayoría ni está contrastada, ni nos ayuda en absoluto el conocerlo; sino que aumenta nuestra preocupación y ansiedad ante lo desconocido por lo temido que es. Por tanto, tengamos claras y sigamos las normas de prevención aconsejadas por personal cualificado.
Segundo.
Eduquemos nuestra mente. Si nuestros pensamientos se escapan del momento presente en que ni a mí ni a mis seres queridos no nos pasa nada, no dejemos que nuestro pensamiento se dispare y entre en un bucle que se retroalimenta de todos nuestros temores. Esto realmente no es fácil, pero con atención y persistencia llega a ser posible.
Para ello, cada vez que nos venga un pensamiento sobre una situación que no dependa de nosotros porque pertenece a un futuro más cercano o lejano, hemos de evitar a toda costa entrar en el bucle de búsqueda de respuestas; porque son las respuestas a una solución de un problema inexistente, lo que acabaría creando el problema. El primer síntoma sería una ansiedad que iría aumentando exponencialmente en la medida que siguiésemos enfrascados en el diálogo interno que generaríamos por darle energía a algo que solo está en nuestra imaginación.
Si nuestra forma de ser es vivir preocupados por lo que nos pueda ocurrir en el futuro, de la ansiedad llegaríamos a vivir en un estado de miedo al futuro permanente, y todo ello, porque aún no hemos comprendido que solo podemos ocuparnos del presente ante el que sí podemos actuar haciendo lo que toque en cada momento.
Resumiendo este apartado diría: “¡Si depende de nosotros ahora, ocupémonos, y si no despreocupémonos!”
Tercero.
Ocupemos nuestro tiempo. La mente tiene que estar ocupada. No está acostumbrada a estar en silencio. (Solo los practicantes de la meditación pueden permanecer en un silencio más o menos tiempo y más o menos fructífero).
Sugiero algunas actividades, pero seguro que vosotr@s encontrareis algunas otras que no se me ocurren a mi.
Podemos hacer un repaso de nuestra vida y ver si hay cosas que nos gustaría modificar para sentirtnos mejor. Cuando lo descubramos, seguiremos investigando cómo o de cuantas formas podríamos generar este u otros cambios. Esto nos lleva un tiempo que es muy valioso y gratificante.
-¿Tenemos pequeñas cositas pendientes que cuando las miramos nos hacen sentir desosiego porque sabemos que las teníamos que haber hecho?
-¿Cómo nos sentiremos cuando las hayamos realizado?
Podemos aprender alguna nueva actividad dentro de nuestras posibilidades actuales y ver cómo nos sentimos cuando descubrimos que somos más capaces de lo que creíamos en un aprendizaje constante que nos lleve a crecer como personas.
-¿Cuantas cosas hemos pensado en hacer y las hemos postergado porque nos faltaba tiempo o priorizabamos otras por la situación?
Este es un momento especial. Podríamos verlo cómo un tiempo de redescubrimiento y de reinventarnos.
También podemos explorar la EXPERIENCIA DEL SILENCIO.
Para ello voy a darte unas pautas sencillísimas para un tiempo que yo denomino como mi resset de recuperación diario, y lo realizo varias veces al dia
Se trata de lo siguiente y con ello obtendremos un par de cosas importantes.
Lo primero, eliminar las tensiones que vamos acumulando a lo largo del día a la vez que relajamos la mente, y lo segundo, entrenarnos para potenciar y aumentar nuestra atención y capacidad de concentración.
Ahora voy a dirigirme a ti en singular porque te estoy hablando a ti en estos momentos.
“Sentad@ estirad@, cierra los ojos y observa cómo te sientes en este preciso momento: sensaciones físicas, emociones, tranquil@, intranquil@, etc. Ahora ya has hecho un chequeo de tu estado en este preciso momento. Este es tu espacio de tiempo. No estás para nadie. Ni teléfono ni timbre ni nada. Es tu momento.
Ahora comienza a observar cómo es tu respiración, solo obsérvala, no intentes modificarla, ni juzgarla. Sencillamente observa su ritmo, su cadencia, su recorrido y a la vez permítete dejar pasar cualquier pensamiento que pueda llegarte. No intentes no pensar (porque eso ya sería pensar), sinó solo deja pasar todo pensamiento sin ningún juicio ni intento de evaluación. Permanece en este estado de observación de tu respiración los minutos que te sientas cómod@. Cuando tus ojos sientan la necesidad de abrirse, ábrelos y observa el cambio”.
En esta posterior observación evalúa qué cambios has observado, y eso es todo...por el momento. Experimenta y disfruta. Ya me contarás! Y mejor aún. Observa los cambios que experimentarás tras realizarlos varias veces al día al cabo de una semana.
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VIVE AQUÍ, AHORA, EN ESTE MOMENTO.