dimecres, 17 de juny del 2020

NUEVA REALIDAD POST PANDEMIA



Puedo decir que esta anómala y aterradora situación que nos ha mantenido confinados durante meses, y que aún nos mantiene en un estado de alarma más o menos consciente, en muchos aspectos ha dado o está dando un giro a nuestras costumbres de encuentros y comunicación.

Aparte de los  grandes encuentros virtuales tanto familiares como de amistades y/o sociales, he ido viendo que en el mundo de la terapia ha habido un antes y un después.

Antes de esta pandemia, únicamente las personas que por un problema fóbico eran incapaces de salir solas de casa para acudir a la consulta. Repito aparte de éstas, sólo algunas otras que por motivos de tiempo les era totalmente imposible acudir físicamente, todas las demás veían como algo inimaginable hacer visitas por Skopie, Videoconferencia u otros sistemas similares.

Mi sorpresa ha sido mayúscula cuando no solamente he sido solicitado por estos medios en tiempos de confinamiento, sino que después, cuando ya tenemos la posibilidad de desplazarnos, estoy viendo que la nueva tendencia es seguir pidiéndome las visitas por éstos medios. 
A ello le sumo que yo personalmente siempre había creído en la visita presencial como algo imprescindible, y mi experiencia es que varía muy poco la efectividad de la terapia en la mayoría de casos.
Las razones que aluden los que así me lo piden es el ahorro tanto de tiempo como económico en los desplazamientos y tiempos de espera, aspectos todos muy valorados por la comodidad que representa en el mundo de prisas donde nos movemos.

Por tanto, puedo asegurar. 
Hubo un antes y hay un después en la dinámica de la terapia, que facilita enormemente solicitar la ayuda que se necesita con mucha más agilidad y comodidad.

Por tanto, finalizo comunicando que si estás en sintonía con este tipo de terapia, puedes contactar conmigo cuando necesites.

Y que la salud y la fuerza nos acompañe en todo momento, para salir airosos y valientes de este reto que la vida nos ha puesto por delante.


MI RETO


Estoy en el valle y ante mí se alza la cima, lejos, muy lejos...

Con solo ver la distancia que me separa de ella, hace que me tiemblen las piernas y que mi ánimo decaiga, porque es allá donde he de llegar.

Mi mirada permanece fija en lo más lejos que mi vista alcanza a ver, y ante este largo y difícil recorrido que me queda por delante me siento desfallecer y en mi cabeza se desata un diálogo interno:
-"¡jamás lo conseguirás!,
¡no estás preparado para ello!,
¿En qué locuras te mete?,
¿Quién te obliga a semejante tontería?"-

Los comentarios de incredulidad y falta de confianza siguen y siguen hasta que doy media vuelta y sucumbo al deseo de alcanzar mi sueño.
"¡Otra vez he fracasado!”.
Ya me lo decían mis familiares...
-¿Cómo quieres aspirar a lo que tus padres no pudieron?
-¿Cómo osas pretender ser lo que no eres?.
-¡Acepta que has nacido con unas limitaciones!

Y los comentarios internos siguen y siguen y yo me siento más y más pequeño, más y más vulnerable, más y más insignificante.

Pero, ¡oh, bendición! Resulta que tengo un sueño y en el mismo descubro una estrategia que nunca había contemplado.
Ahora y gracias al mismo puedo ver que mi objetivo es asumible, puedo ver que hay otras formas de comenzar y disfrutar del reto.

De nuevo me veo en el valle y la misma cima se alza ante mí. La contemplo y me digo que es mi reto personal, que el llegar allá supondrá que habré vencido mis limitaciones. Habré aprendido a ver las cosas de forma diferente: nuevos enfoques, nuevas experiencias, pero sobretodo, la experiencia de desoír y desatender las voces del pasado, aquellas voces que me perseguían anulando mis deseos y frenando mi impulso de avanzar en mi vida.

Así pues. Comienzo mi camino de ascensión a la cima.
Mi mirada y todos mis sentidos se enfocan en cada paso que doy, en cada flor, en cada planta y en cada piedra del sendero. Esta nueva forma de mirar transforma mi experiencia en un viaje a los sentidos, en una experiencia tan agradable que olvido la distancia que me separa de la cima; porque mi expectativa ya no es el llegar a la cima como premio o como único objetivo.

Ahora mi expectativa es gozar a cada paso con la observación de todos los elementos que conforman el camino, y de ésta forma el tiempo pasa volando.

No sé cuánto tiempo ha transcurrido, cuando vuelvo a mirar a la cima , y descubro para mi asombro que está mucho más cerca de lo que esperaba; y paradoja de las paradojas.

Cuando antes mi ansiado deseo era llegar enseguida a la misma, descubro con deleite que no me importa lo que falta, sino seguir gozando de cada detalle que me une a ese camino, y el descubrimiento más profundo y más revelador es que la felicidad está en hacer el camino gozando a cada momento de todo lo que te ofrece; porque así yo mismo me he convertido en mi Camino, y ya el objetivo no es alcanzar la cima, sino vivir cada paso como si ya la hubiese alcanzado